Qué diferentes son las sensaciones que te producen las personas grandes de las vulgares.
Claro, que la concepción de «personas grandes» para mí puede ser muy distinta de lo que significa para ti.
En lo que a mí respecta una persona grande es aquella que transmite seguridad ante un reto, que no rehúye el enfrentamiento -entiéndase este de forma pacífica, claro está-. La gran persona es la que no solo se plantea ambiciosos propósitos, sino la que trabaja cada mañana para alcanzarlos, la que fracasa, se equivoca y lo reconoce, pero no se rinde buscando una solución distinta. Personas que ven salidas y un camino claro donde tú solo eres capaz de ver problemas e inconvenientes, excusas veladas en definitiva.
Son personas inconformistas que buscan lo extraordinario, la excelencia, el oro nunca la plata y si ganan la plata se sienten felices por ello y por haber tenido la oportunidad real de ser el primero.
Estas personas te contagian de grandeza, relativizan el error y lo transforman en oportunidad, pero sin autocomplacencias, no existe la frustración en sus reacciones, no mueven un dedo sin tener la seguridad en sí mismos que buscarán hacer lo mejor por los demás, por sus clientes y por su familia, por sus amigos. A ver entiéndase bien, no son superhombres, altibajos tienen, pero en su propia naturaleza va implícito el afán de superación.
No están motivadas por la riqueza, y el éxito o el fracaso no reside en ello como meta última. Sus objetivos están en el reconocimiento personal de saber que están cambiando cosas en los demás, que con su trabajo transmiten experiencias positivas en la gente. Creen en la cultura del sacrificio y la recompensa que supone.
Cuando se definen en su trabajo no lo hacen describiendo la actividad de su negocio, se centran en la experiencias que los demás percibimos de él. No venden reservas de restaurantes, venden instantes únicos y sensaciones nuevas en tu paladar. Nunca son el galgo tras la liebre, son la liebre misma.
Estas personas son un tornado de energía que hacen que los demás les sigan y confíen ciegamente en ellas. Irremediablemente alcanzan el éxito rotundo porque tras fallar lo intentarán otra, otra y otra vez más, la fortuna y la suerte no tienen ninguna incidencia en nada de lo que hacen porque sencillamente ellas controlan lo que sucede en su entorno, incluso de forma involuntaria.
Y curiosamente estarás pensando en celebridades como Rafael Nadal, Richard Brandson, Risto Mejide, David Bisbal, Will Smith, Michael Jordan, Pau Gasol, Raúl González, Cesar Millán… esas personas encajan perfectamente en el perfil de estos comportamientos, de esta gente especial. Yo en realidad en quien pienso es en personas cercanas que veo como transforman su día a día de una forma maravillosa y te contagian de su energía. Ellas te inspiran y su valentía ante los desafíos te hace recapacitar, esas personas las tengo muy cerca en mi vida y me ayudan a mejorar constantemente, gente anónimas para ti como Jose Antonio Hernández, Rafaello, Juan Montoya o Agustín García, seguro que tú también conocerás a muchas.
Ninguno de ellos es millonario y seguramente no lo serán nunca, tampoco basan el éxito de sus vidas en los petrodólares, sin embargo todas ellas se salen de la fila, piensan distinto y creen en lo que hacen como si no hubiese un mañana.
Ahí radica su éxito, en la pasión y en la felicidad que provocan en los demás.
Yo definitivamente quiero rodear mi vida de «personas grandes».
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