Eso es lo que deseo para todos en el nuevo año 2015, no solo para los lectores de mi discreto blog sino para los que trabajan con obsesión en su propio futuro.
No deseo salud para este último post del 2014 porque es algo tan obvio que ni tan siquiera quiero caer en ese tópico. Sin salud no hay nada, así de tajante.
Sí que deseo con todas mis fuerzas felicidad, sobre todo para aquellos que lo están pasando tan mal en estos últimos cinco años, durísimos y estériles para muchos. Tan duros que la palabra felicidad se ha quedado en un segundo plano para dar paso a otra no tan simpática; supervivencia.
Y también quiero que junto con esa felicidad vengan motivos de esperanza. Perder la esperanza es lo que han experimentado muchos y no hay nada tan corrosivo para avanzar en la vida y en la sociedad que la falta de esperanza.
Deseo que este nuevo año traiga grandes dosis de esperanza, que se vea sustentada en hechos que ayuden a que los jóvenes vuelvan a mirar al futuro cara a cara.
Esperanza para que regresen a España los talentos tan brillantes que escaparon forzosamente al extranjero por motivos de estricta necesidad.
Para que el impulso de tantas personas con afán de trabajar no se vea frenado por impuestos y gravámenes absurdos sobre los autónomos.
Para que los más desfavorecidos reciban los sustentos mínimos que exige la dignidad del ser humano.
Para que el esfuerzo y sacrificio garantice frutos y resultados y no frustraciones e infortunio.
Para que invirtamos más que nunca en conocimiento, ciencia, tecnología, formación y educación -estas dos últimas palabras no siempre van de la mano-.
Sobre todo para que todas las personas que creen en sí mismas sigan permitiéndose el lujo de soñar a lo grande.
¡¡¡¡Feliz y esperanzador año 2015!!!!
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Feliz año.
Me han encantado tus deseos, para el próximo año, ojala se hagan realidad, por lo menos algunos.
Saludos.
Irene Cruz.
Irene igualmente, verás como se cumplen todos!:)